lunes, 11 de noviembre de 2013

Éste es uno de los principales problemas del mercado laboral murciano

En los últimos cinco años, el paro en la Región de Murcia ha seguido una evolución vertiginosa, al pasar de 67.400 parados a comienzos de 2008, a 215.000 apenas cinco años después, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).


Este demérito le ha valido para convertirse en una de las diez regiones europeas con mayor tasa de paro en 2012, entre las que, por cierto, también se encuentran otras siete regiones españolas (Andalucía, Extremaura, Ceuta, Melilla, Andalucía, Canarias y Comunidad Valenciana). En época de crisis, hablar de desempleo es hablar de España y, sobre todo, de su zona sur, donde por desgracia se encuentra la Región de Murcia.


Que casi una de cada tres personas que desean trabajar no puedan hacerlo, debe resultar muy frustante, tanto para el propio afectado como para las instituciones de ese territorio, que ven como la pobreza aumenta sin poder reaccionar a tiempo.


En el caso de la Región de Murcia, se han adoptado numerosas medidas desde el inicio de la crisis para intentar amortiguar la situación: desde el impulso de la obra pública o la agilización de trámites administrativos en las primeras fases, hasta actuaciones más reciente como el Plan de Empleo Juvenil –dotado con más de 70 millones de euros- o un Ley de Emprendedores para intentar ayudar a quienes vayan a montar su propio negocio. Todo ello, sin lograr los efectos deseados.
La situación resulta, pues grave, cuando no extrema. Incluso sabiendo que en los últimos tiempos se ha amortiguado el ritmo de destrucción de empleo (aunque con una tasa de paro que ronda el 30%, tampoco se podría esperar que se siga perdiendo empleo discriminadamente).

Quizás, una de las imágenes más desmolarizadoras es la de los desempleados de larga duración, quienes llevan mucho tiempo buscando trabajo sin conseguirlo. Por ejemplo, en la Región de Murcia, 117.000 parados murcianos llevan más de un año sin trabajar. Esto supone más del 50% del total, un porcentaje que se ha ido elevando casi sitemáticamente en los últimos años.


De hecho, si el aumento del paro en la Región de Murcia ha sido brutal, el de los parados de más de un año ha sido inaudita, y muy preocupante, porque las consecuencias económicas y sociales son dramáticas.

Por una parte, se tiene que buena parte de estas personas o han perdido o pueden perder en breve la prestación por desempleo, agravando las situaciones de pobreza familiar y ahondando la fractura social ya existente.

Por otra, se trata de un perfil de desempleado delicado: si las políticas de empleo no facilitan una actualización de competencias para ellos, puede que sus características dejen de corresponderse con las demandas por las empresas. Con ello, una situación de desempleo coyuntural podría convertirse en estructural.

Como decíamos, en la Región de Murcia, los desempleados de más de un año se han disparado, desde menos de 13.000 a comienzos de 2008 (apenas el 18% del total de desempleados), a 117.000 a mediados de 2013 (más de la mitad de los desempleados en ese momento). Y eso, que las estadísticas no recogen a aquellos parados de larga duración que han decidido abandonar la Región en busca de mayor fortuna en otros lugares, como expuse en un post anterior.

En definitiva, el desempleo de larga duración es en la actualidad un problema de máxima gravedad, en el que las políticas públicas de empleo y de inclusión social tienen mucho que decir. La adecuada articulación de las mismas resulta fundamental para un segmento de población muy vulnerable. Solamente de esa forma se estará en disposición de reducir el nivel de desempleo estructural y, por tanto, de contribuir a un crecimiento económico sostenido en el futuro.  

Licencia de Creative Commons

No hay comentarios:

Publicar un comentario